Los abonos verdes en cultivos herbáceos y hortícolas mejoran la fertilidad, la estructura y la actividad biológica del suelo, reducen la erosión y favorecen el control de las malas hierbas. Las mezclas de gramíneas, leguminosas y otras especies maximizan los beneficios, pero requieren una gestión cuidadosa y la elección adecuada de especies. Los altos costos y la menor eficacia sobre las perennes siguen siendo las principales limitaciones.